Balance y por venir de la educación

Es un momento propicio para hacer un balance después de haber transitado el año 2020, excepcional por el impacto de la pandemia provocada por el COVID 19. Ha habido sin dudas continuidad pedagógica y académica, la docencia argentina ha respondido a los desafíos. A pesar de las numerosas dificultades vinculadas con la suspensión de las clases presenciales y el desigual acceso a la conectividad, se ha puesto el cuerpo, el tiempo y la creatividad para llevar adelante los procesos de enseñanza y aprendizaje con todos los dilemas que esta circunstancia histórica generó ha generado respecto de los prácticas educativas, en sus aspectos materiales y simbólicos. Por lo tanto, en primer lugar, un reconocimiento a les trabajadores de la educación de los distintos niveles y modalidades del sistema educativo.

Las desigualdades educativas aumentaron ante la circunstancia inédita de una educación pública llevada adelante, ya no en las aulas de los edificios escolares, sino a través de diversos soportes, medios y materiales (clases virtuales en distintas plataformas, encuentros a través de whatsapp, programas de radio y tv, cuadernillos, etc.) y desde los ámbitos privados de docentes y estudiantes. Si les docentes han sorteado en muchos casos, con esfuerzos genuinos y disímiles, la brecha digital y la carencia de equipos en los hogares y, si las familias han colaborado de manera notable para que los procesos educativos pudieran concretarse, queda claro también que las dificultades fueron muchas.

El gobierno nacional, a pocos meses de su asunción, ha tomado las medidas necesarias para resolver las urgencias vinculadas con la cuestión social y la emergencia económica. Sin dudas, este año han adquirido mayor visibilidad problemas estructurales de larga data de la educación argentina, pero también al impacto sobre áreas claves de cuatro años precedentes de retroceso de la política educativa. La suspensión del programa Conectar Igualdad y la distribución de netbooks y el descuido de la infraestructura escolar, que han sido algunos de los condicionantes para el retorno a la presencialidad, entre otros hechos, revela el daño producido.

En este marco, el reposicionamiento del papel activo del estado nacional y de algunos de los estados provinciales, con diverso grado de intensidad, después de una etapa de políticas neoliberales de vaciamiento, privatización de distintas áreas- entre otras la que compete a la información educativa -, y descalificación de sus agentes, ha comenzado a poner las cosas nuevamente en su lugar estableciendo las prioridades de la hora.

En este año que culmina, elegimos imágenes contrapuestas. Por una parte, un fallo del Tribunal Superior de Justicia de la CABA que implica la negación del derecho a la educación pública que también se ha manifestado en otros lugares del país, atentando contra la tradición histórica del sistema educativo argentino. Ha merecido un rechazo generalizado y ha generado un reclamo a la Corte Suprema por su inconstitucionalidad. En su contracara la imagen de la llegada de las vacunas Sputnik V, a partir de la gestión realizada por el gobierno nacional y el inicio del proceso de vacunación en todo el país, que augura mejores perspectivas para el año 2021, después de un tiempo signado por la incertidumbre.

Es hora de imaginar el cercano por venir de la educación argentina, de proyectar un retorno progresivo a la clases presenciales que cumpla con los requisitos de seguridad sanitaria y con las condiciones de la infraestructura escolar, de recuperar el vínculo con niños, niñas y adolescentes con la escuela, de fortalecer el acceso al equipamiento y la apropiación de las tecnologías digitales por parte de instituciones, docentes y estudiantes.

Es urgente asumir los desafíos de la formación frente a un presente histórico a la vez local y más que nunca global. POner cuerpo, tiempo y creatividad ya no solo para responder a la adversidad sino para ir por lo que falta: garantizar la escolaridad en todos los niveles, fortalecer la educación ambiental, la educación intercultural y la educación sexual integral, ensayar nuevos formatos educativos, articular las políticas educativas y las políticas de cuidados y profundizar en el derecho a una educación de calidad que incluya el derecho a la conectividad, que se suma así a otros derechos como los vinculados a la salud, a la alimentación y al trabajo digno.


Queda mucho por hacer, la salida es colectiva. Desde nuestras diversas inscripciones, con razones y pasiones, estamos empeñadas en ello.

Colectivo CONVERSACIONES NECESARIAS
Teresa Artieda, Alejandra Birgin, Sandra Carli, Adela Coria, Myriam Feldfeber, Graciela Morgade, Marina Paulozzo, Roxana Perazza, Patricia Redondo, Myriam Southwell, Sofía Thisted.

Un comentario sobre “Balance y por venir de la educación

  1. Hola.
    Las hemos extrañado ,pues marcan rumbo en educacion nacional y popular.
    Sigan adelante,hay mucho por tranformar,hemos aprendido y hemos enseñado y de maneras diversas se ha mantenido el vínculo pedagógico con estudiantes y flias.

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